OKUPA Y RESISTE

Tienen muy claro lo que buscan y que es aquello con lo que no están conformes. Sufren el paro y la exclusión y se encuentran sin vivienda, sin futuro y hasta cierto punto sin esperanza.
Cuando algun@s se preguntan contra qué o contra quién luchan encontrarían respuestas rápidamente si se les presentase un futuro como el que les espera a ell@s.
Se definen como gente pacífica que lo único que busca es un lugar en el que habitar y poder hacer cosas con las que sentirse útiles. Si somos reduccionistas incluso podría tachárseles de pragmátic@s.
Van a lo útil y se dejan de rodeos. Si existen edificios abandonados y viviendas sin inquilin@s o los precios de los alquileres se ponen por las nubes la solución está clara: se ocupan y listo.
Son inmuebles por los que nadie parece preocuparse aunque se estén cayendo a trozos ¿por qué no habitarlos? Se conseguiría lo que tod@s buscan en esta vida: una vivienda digna y además por poco precio.
Primeramente las casas ocupadas estaban en las grandes urbes. En toda España unas doscientas, la mayoría de ellas en Madrid y Barcelona, pero lo que empezó siendo un fenómeno predominantemente urbano se ha ido desplazando progresivamente al campo.
Aragón, Cataluña, algunos puntos de Andalucía, Castilla y León o Euskadi son algunas de las comunidades que están viendo como sus pueblos más desolados se plagan de jóvenes que se instalan en las casas abandonadas.
Incluso en la red circulan comunicados redactados por l@s propi@s okupas en los que animan a sus compañer@s de movida a desplazarse a zonas rurales en aldeas montañosas deshabitadas que a la vez están próximas a centros más o menos grandes de población.
Lo del abastecimiento de agua o de electricidad está complicado así que tampoco conviene alejarse demasiado del mundanal ruido. Sin una boca de riego cercana o alguna farola lo de las comodidades mínimas se ve bastante reducido.