LA LUCHA POR LA IGUALDAD ES LA LUCHA POR LA LIBERTAD.



Jóvenes feministas quieren mayores espacios
"Nuestra participación en los paneles es escasa" Más de cien jóvenes realizaron el Foro de Mujeres Jóvenes Feministas en el marco del X Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe. Entre sus demandas, las jóvenes priorizan la necesidad de evitar espacios “adultocéntricos” y verticales, y garantizar que la diversidad de jóvenes expresen sus inquietudes dentro del Encuentro.(Mujereshoy) Somos muchas, diversas, no somos una categoría homogénea, por eso tenemos nuestras especificidades. Fue así que las jóvenes se expresaron en el Foro de Mujeres Jóvenes Feministas, que tuvo lugar el martes 11 y que contó con más de cien jóvenes de toda América Latina y el Caribe. El momento, considerado de articulación, fue importante porque allí se discutieron las demandas, especificidades y estrategias de las mujeres jóvenes feministas. Entre las demandas, las jóvenes priorizaron la necesidad de evitar espacios “adultocéntricos” y verticales y garantizar que la diversidad de jóvenes expresen sus necesidades e inquietudes dentro del proceso. Además, creen que se debe trabajar de forma conjunta entre el movimiento de jóvenes y el feminista. Todo sin dejar de pensar cuál es el lugar desde donde hablan –como mujeres jóvenes– sus demandas para el feminismo, y para y desde las mujeres jóvenes, considerando las interrelaciones con las demás identidades, raza/etnia, clase social, condiciones socio-geográficas, culturales y orientaciones sexuales. Para que estas ideas expresadas en el Foro sean concretadas, las jóvenes feministas consideran que es necesaria la creación de redes de jóvenes, tanto en niveles nacionales como regionales, para poder intercambiar, dialogar y construir conjuntamente. Ellas también destacaron la importancia de recuperar la historia de las jóvenes feministas, sus contribuciones y propuestas y la necesidad de pensar la construcción de una ciudadanía juvenil, más allá de la establecida por los derechos políticos vigentes en nuestras democracias, donde la única e insuficiente expresión de la participación de las y los jóvenes es el voto. Jessica Hernández, de la Red de jóvenes Nicaragüenses por los Derechos Sexuales y Reproductivos, comentó el pronunciamiento que presentan como jóvenes feministas en el encuentro: “en la mayoría de los encuentros feministas siempre están en los paneles y en los diálogos las personas adultas, y nuestra participación es muy escasa. Por eso formamos una comisión que conversó con el comité del encuentro para ceder un espacio a las jóvenes presentes”. “Nuestro pronunciamiento propone que exista más presencia de mujeres jóvenes en los diálogos, en los paneles, igualmente en el comité organizador de los encuentros feministas, que sea equitativo, que no sean sólo las adultas. Reconocer que es un espacio en el cual venimos a reflexionar, fortalecer y crecer como mujeres jóvenes, queremos ir en la misma lucha que van ellas, no queremos quitar espacios sino queremos encaminarnos en la lucha, porque es muy importante y vital”.

Feminismo de la diferencia y últimas tendencias

Feminismos de la diferencia

Según el exhaustivo e influyente análisis de Echols, el feminismo radical estadounidense habría evolucionado hacia un nuevo tipo de feminismo para el que utiliza el nombre de feminismo cultural. La evolución radica en el paso de una concepción constructivista del género, a una concepción esencialista. Pero la diferencia fundamental está en que mientras el feminismo radical -y también el feminismo socialista y el liberal- lucha por la superación de los géneros, el feminismo cultural parece afianzarse en la diferencia. En Europa, especialmente en Francia e Italia, también han surgido al hilo de diferentes escisiones o disensiones dentro del movimiento feminista de los setenta, feminismos que se autoproclaman defensores de la diferencia sexual. De ahí su designación como feminismos de la diferencia frente a los igualitarios.

· Feminismo cultural

El feminismo cultural estadounidense engloba, según la tipología de Echols, a las distintas corrientes que igualan la liberación de las mujeres con el desarrollo y la preservación de una contracultura femenina: vivir en un mundo de mujeres para mujeres (36). Esta contracultura exalta el "principio femenino" y sus valores y denigra lo "masculino". Raquel Osborne ha sintetizado algunas de las características que se atribuyen a un principio y otro. Los hombres representan la cultura, las mujeres la naturaleza. Ser naturaleza y poseer la capacidad de ser madres comporta la posesión de las cualidades positivas, que inclinan en exclusiva a las mujeres a la salvación del planeta, ya que son moralmente superiores a los varones. La sexualidad masculina es agresiva y potencialmente letal, la femenina difusa,tierna y orientada a las relaciones interpersonales. Por {ultimo, se deriva la opresión de la mujer de la supresión de la esencia femenina. De todo ello se concluye que la política de acentuar las diferencias entre los sexos, se condena la heterosexualidad por su connivencia con el mundo masculino y se acude al lesbianismo como única alternativa de no contaminación (37). Esta visón netamente dicotómica de las naturalezas humanas ha cuajado en otros movimientos como el ecofeminismo de Mary Daly y el surgimiento de un polémico frente antipornografía y antiprostitución.

· Feminismo francés de la diferencia

El feminismo francés de la diferencia parte de la constatación de la mujer como lo absolutamente otro. Instalado en dicha otredad, pero tomando prestada la herramienta del psicoanálisis, utiliza la exploración del inconsciente como medio privilegiado de reconstrucción de una identidad propia, exclusivamente femenina. Entre sus representantes destacan Annie Leclerc, Hélène Cixous y, sobre todo, Luce Irigaray. Su estilo, realmente críptico si no se posee determinada formación filosófica, o incluso determinadas claves culturales específicamente francesas, no debe hacernos pensar en un movimiento sin incidencia alguna en la práctica. El grupo "Psychanalyse et Politique" surgió en los setenta y es un referente ineludible del feminismo francés. Desde el mismo se criticaba duramente al feminismo igualitario por considerar que es reformista, asimila las mujeres a los varones y, en última instancia, no logra salir del paradigma de dominación masculina. Sus partidarias protagonizaron duros enfrentamientos con el "feminismo", algunos tan llamativos como asistir a manifestaciones con pancartas de "Fuera el feminismo", e incluso acudieron a los Tribunales reivindicando su carácter de legítimas representantes del movimiento de liberación de la mujer. Tal y como relata Rosa María Magdá:

Las batallas personales, la defensa radical o no de la homosexualidad y las diversas posturas con los partidos políticos han sido también puntos de litigio para un movimiento excesivamente cerrado sobre sí mismo, que plaga sus textos de referencias ocultas y que, lejos de la acogedora solidaridad, parece muchas veces convertirse en un campo minado .

· Feminismo italiano de la diferencia

Sus primeras manifestaciones surgen en 1965, ligadas al grupo DEMAU. Otro hito importante será la publicación en 1970 del manifiesto de Rivolta femminile y el escrito de Carla Lonzi, Escupamos sobre Hegel (39). Las italianas, muy influidas por la tesis de las francesas sobre la necesidad de crear una identidad propia y la experiencia de los grupos de autoconciencia de las estadounidenses, siempre mostraron su disidencia respecto a las posiciones mayoritarias del feminismo italiano. Asó lo hicieron en el debate en torno a la ley del aborto, en que defendían la despenalización frente a la legalización, finalmente aprobada en 1977, y posteriormente en la propuesta de ley sobre la violencia sexual. Esta propuesta, iniciada por el MLD, la UDI y otros grupos del movimiento de liberación, reivindicaba, entre otras cosas, que la violación pudiese ser perseguida de oficio, aun contra la voluntad de la víctima, para evitar las frecuentes situaciones en que las presiones sobre ésta terminaban con el retiro de la demanda. En este caso, como en el del aborto, se considera "lo más inaceptable" que las mujeres "ofreciesen ese sufrimiento concreto a la intervención y la tutela del Estado, diciendo actuar en nombre de todas las mujeres" (40). Mantienen que la ley del hombre nunca es neutral, y la idea de resolver a través de leyes y reformas generales la situación de las mujeres es descabellada. Critican al feminismo reivindicativo por victimista y por no respetar la diversidad de la experiencia de las mujeres. Además plantean que de nada sirve que las leyes den valor a las mujeres si éstas de hecho no lo tienen. A cambio, parecen proponer trasladarse al plano simbólico y que sea en ese plano donde se produzca la efectiva liberación de la mujer, del "deseo femenino". Ligada a esta liberación, muy volcada en la autoestima femenina, están diversas prácticas entre mujeres, como el affidamento, concepto de difícil traducción, en que el reconocimiento de la autoridad femenina juega un papel determinante. Lo que sí se afirma con claridad es que para la mujer no hay libertad ni pensamiento sin el pensamiento de la diferencia sexual. Es la determinación ontológica fundamental

. Ultimas tendencias

Tras las manifestaciones de fuerza y vitalidad del feminismo y otros movimientos sociales y políticos en los años setenta, la década de los ochenta parece que pasará a la historia como una década especialmente conservadora. De hecho, el triunfo de carismáticos líderes ultraconservadores en países como Inglaterra y Estados Unidos, cierto agotamiento de las ideologías que surgieron en el siglo XIX, más el sorprendente derrumbamiento de los Estados socialistas, dieron paso a los eternos profetas del fin los conflictos sociales y de la historia. En este contexto, nuestra pregunta es la siguiente: ¿puede entonces hablarse de un declive del feminismo contemporáneo?, y la respuesta es un rotundo no. Sólo un análisis insuficiente de los diferentes frentes y niveles sociales en que se desarrolla la lucha feminista puede cuestionar su vigencia y vitalidad. Yasmine Ergas ha sintetizado bien la realidad de los ochenta:

Si bien la era de los gestos grandilocuentes y las manifestaciones masivas que tanto habían llamado la atención de los medios de comunicación parecían tocar su fin, a menudo dejaban detrás de sí nuevas formas de organización política femenina, una mayor visibilidad de las mujeres y de sus problemas en la esfera pública y animados debates entre las propias feministas, así como entre éstas e interlocutores externos. En otras palabras, la muerte, al menos aparente, del feminismo como movimiento social organizado no implicaba ni la desaparición de las feministas como agentes políticos, ni la del feminismo como un conjunto de prácticas discursivas contestadas, pero siempre en desarrollo"

Efectivamente, el feminismo no ha desaparecido, pero sí ha conocido profundas transformaciones. En estas transformaciones han influido tanto los enormes éxitos cosechados -si consideramos lo que fue el pasado y lo que es el presente de las mujeres-

Como la profunda conciencia de lo que queda por hacer, si comparamos la situación de varones y mujeres en la actualidad. Los éxitos cosechados han provocado una aparente, tal vez real, merma en la capacidad de movilización de las mujeres en torno a las reivindicaciones feministas, por más que, paradójicamente, éstas tengan más apoyo que nunca en la población femenina. Por ejemplo, el consenso entre las mujeres sobre las demandas de igual salario, medidas frente a la violencia o una política de guarderías públicas es, prácticamente total. Pero resulta difícil, por no decir imposible, congregar bajo estas reivindicaciones manifestaciones similares a las que producían alrededor de la defensa del aborto en los años setenta (De hecho, sólo la posible puesta en cuestión del derecho al propio cuerpo en los Estados Unidos de Bush ha sido capaz de concitar de nuevo marchas de cientos de miles de personas). Sin embargo, como decíamos, esto no implica un repliegue en la constante lucha por conseguir las reivindicaciones feministas. Aparte de la imprescindible labor de los grupos feministas de base, que siguen su continuada tarea de concienciación, reflexión y activismo, ha tomado progresivamente fuerza lo que ya se denomina feminismo institucional. Este feminismo reviste diferentes formas en los distintos países occidentales: desde los pactos interclasistas de mujeres a la nórdica -donde se ha podido llegar a hablar de feminismo de Estado- a la formación de lobbies o grupos de presión, hasta la creación de ministerios o instituciones interministeriales de la mujer, como es el caso en nuestro país, donde en 1983 se creó como organismo autónomo el Instituto de la Mujer. A pesar de estas diferencias, los feminismos institucionales tienen algo en común: el decidido abandono de la apuesta por situarse fuera del sistema y por no aceptar sino cambios radicales. Un resultado notable de estas políticas ha sido el hecho, realmente impensable hace sólo dos décadas, de que mujeres declaradamente feministas lleguen a ocupar importantes puestos en los partidos políticos y en el Estado. Ahora bien, no puede pensarse que este abandono de la "demonización" del poder no reciba duras críticas desde otros sectores del feminismo, y no haya supuesto incluso un cambio lento y difícil para todo un colectivo que, aparte de su vocación radical, ha sido "socializado en el no poder". En este contexto institucional también cabe destacar la proliferación en las universidades de centros de investigaciones feministas. En la década de los ochenta, la teoría feminista no sólo ha desplegado una vitalidad impresionante, sino que ha conseguido dar a su interpretación de la realidad un status académico.

LA ESTRUCTURA ORGANIZATIVA Y DE PODER EN LAS COLECTIVIDADES


La unidad más pequeña en la colectividad era el grupo de trabajo, frecuentemente de entre cinco y diez miembros, pero algunas veces de más. Todos en la colectividad estaban obligados a trabajar, siempre que les fuese posible hacerlo.
"La colectividad era la comunidad de trabajo libre de los pueblerinos.... el grupo podía consistir de amigos, o de vecinos de una determinada calle, o de un grupo de pequeños campesinos, inquilinos, o jornaleros ".
A cada grupo, le era asignada tierra por la colectividad, y luego eran responsables del cultivo de esta tierra. En cada grupo, era elegido un delegado el que, a la vez que trabajaba junto a sus compañeros la mayor parte del tiempo, también representaba la opinión de su grupo en las asambleas de la colectividad. En algunas colectividades existió una Comisión Administrativa que se reunía con los delegados de cada grupo de trabajo y trazaba el plan de trabajo para el día siguiente.
La comisión administrativa o comité de gestión, era responsable del funcionar cotidiano de la colectividad. "Cuidaban de la obtención de materiales, del intercambio con otras áreas, de la distribución de la producción y de los trabajos públicos necesarios, tales como la construcción de escuelas ". Los miembros del comité de gestión eran elegidos en asambleas generales de todos los participantes de la colectividad. La asamblea general de colectivistas era soberana a la hora de la toma de decisiones importantes.
También fueron creadas federaciones de colectividades. En Aragón, donde existían unas 450 colectividades que abarcaban medio millón de personas, existió la más exitosa de las federaciones. Aquí se establecieron federaciones por distrito y regionales. Las colectividades de una misma área se unían para formar federaciones por distrito, compuestas por delegados elegidos en cada una de las colectividades. Las federaciones por distrito mantenían las bodegas para almacenar la producción agrícola de las colectividades. También eran responsables de la comunicación y del transporte entre villas federadas, y apoyaba el progreso cultural en el área.
Las federaciones regionales, tales como la Federación Regional de Colectividades Aragonesas y la Federación Regional de Campesinos, también eran compuestas de delegados de las colectividades. Estas federaciones se creaban para varios propósitos. Establecían equipos técnicos para mejorar la producción agrícola y ganadera; para capacitar a los más jóvenes; para llevar las estadísticas de producción; para crear reservas regionales; y para ofrecer créditos y ayuda, sin interés, a las colectividades.

LAS MUJERES TAMBIEN RESTEN Y LUCHAN.


VIDA DE UNA MUJER

lo primero que aprendEes que no es un hombrey tarde o tempranoel ser mujerse vuelve un carga.y tarde o temprano aprendeque conlleva beneficiosdolorosos y dolorososperjuiciosque debe combatirella entiende, de algún modo,que el perjuicio mayores la sumisión, y tarde o temprano,ella, se somete, de algún modo,ella utiliza con paciencia e incomodidadlas dolorosas alternativasella se asusta y quiereser una mujer maduray llega a ser mujer maduray se asustade ser mujer madura.aveces escoge, peroprincipalmente es escogidapor uno o varios hombreque se vuelven sus protectores,sus destructoressus maridosy amantesque encarnan para bien o para mallos distintos gradosde todo lo que pasa entre un hombrey una mujer.aveces su cuerpo se abrey deja salir un hijofrecuentemente su cuerpo esdestrozadocon un dolor insoportableaunque más frecuentemntesu cuerpo es destrozado con un dolor soportable. casi nunca o aveces o nunca o siempreun hombrepenetra su cuerpopor cien motivosdiferentes para ellaaunque nunca por amorque ella de algún modo buscay de algún modo,encuentra.cuando ella ya ha sufrido lo suficientey se desangra y no se desangray da a luz o abortay llora o no lloradesde el traje de noviaal luto de viudaaprende y cuando está cansadaaprendeque ya es vieja.todo esto más temprano o más tardedemasiado tempranoo demasiado tardey aprendea conformarse a la vidaque una mujer viejade algún modo vive.en un mundo que despreciaa las viejasella aprende a conformarsea algo parecido a una vidaque nunca mereció, a no ser que muera joven.
 
Creación OKUPA okupa y resiste