El sistema donde estamos inmers@s impone matrices diferenciadores parahombres y mujeres, estos comportamientos se encuentransocioculturalmente instituidos, sin derecho a cuestionamiento, sin derecho a sertergiversados sin que la discriminación y la marginación se levantenpara tratar de encapsularlos.Se nos impone una manera de comportarnos, de pensar, en el caso de lasmujeres de sentir pasivo ,identificándonos por todos los medios como elsexo débil ,caracterizado por la dulzura ,la ternura, la desmesurahormonal, el ser "súper madres" llenas de caridad impulsadas de maneraintrínseco a proyectar y ejercer sin cuestionamiento aquel rol.Mientras que la Violencia, la agresividad, la lógica , la razón y el militarismoquedan confinadas para aquellos en el ejercicio de su masculinidad.Ahora bien, lo anterior trae consigo el enaltecimiento del “carácternatural” de la subordinación de las mujeres, ya que necesariamentetendrían que depender de un soporte, personificado por un padre o porun esposo .Así, el implícito patriarcado se mantiene intacto, como unapermanente sombra cuyo peso impide el desarrollo libre de nuestrasopciones de vida, conlleva una omnipotente identidad de género decarácter estático, que impide a mujeres y hombres ver más allá, dificultando laconstrucción de identidad de clase, ya que el peso histórico estaidentidad de género trae consigo que la hombría y la femeneidad sientanla convicción de construirse en base a falsos modelos, el primero enlazadoal poder y el segundo al sometimiento, lo que mas que complemento pasa aser el continuismo de una sociedad abatida y teñida por la dominación delos mas ricos por sobre nosotr@s, pueblo. Es decir la diferencia de poder yla explotación vivida por el trabajador en manos del patrón se traspasa,en la mayoría de los hogares, en la opresión del hombre sobre su mujer enel espacio privado.
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